domingo, 15 de marzo de 2009

jungla de cemento

A mi querido amigo Pedro
.
Entonces corrió hacia el viejo sauce esperando encontrar algo de paz, la frondosa sombra, envuelto en un silencio diáfano regalaba una ingenua esperanza; salir del mundo plagado de bocinas y alarmas, salir de la esfera de las luces de neón, salir de las marchas de rostros molestos, de mujeres hambrientas por alimentar a sus hijos, de pechos estériles con necesidad de justicia, de viejos solitarios al borde de la muerte en medio de latidos cardíacos.
La sombra, la distancia, la necesaria distancia entre el cotidiano trajín y la visita a paraísos cercanos, posibles y alcanzables. La música que emanan los pavimentos ennegrecidos marcan ritmos agotadores que implican idas y venidas. El hombre sólo quería descansar un rato bajo el sauce viejo sin pensar en otra cosa, tal vez ni siquiera descansar sino sólo llegar, como el corredor que piensa en la meta.
Su teléfono sonó una vez más. No quiso ver quien lo llamaba con tanta insistencia, si es importante volverán a llamar hasta encontrarme, pensó como una sentencia. El tren iba vacío y sucio como su interior, tal vez por eso se hallaba bastante a gusto. Unos ojos redondos y grises lo miraban mezclando ternura y deseo, tampoco se percató que aquellos ojos podrían haber sido los del amor de su vida. Un papel se había pegado a su zapato, descuentos en tumbas durante el mes de abril… cementerio privado….
… el hombre nunca sintió el cuchillo abriendo la garganta, ni la sangre, ni los grises ojos, ni los párpados pesados, ni la estación que quedaba atrás, las puertas cerrándose lentamente como la vida.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces no entiendo como hay tantos sentimientos mezclados en un sólo post, no me confunde sólo que es una cosa rara el comprender todo y diluir parte por parte lo que un hombre puede llegar a sentir.

:)

Me alegra que hayas vuelto.

Besos

Anónimo dijo...

Es la vacía hostilidad colectiva, el anonimato de una vereda desbordante.
La jungla de cemento, monocromática y colorida; siempre nos quita el sueño y nos da locuras, infantiles locuras de autorrealización.
Y hastío.

besote amigo =)

Anónimo dijo...

HUMO
Una mañana gris me tocó volver en el tren antes de tiempo.
Fue cuando la ciudad se llenó de humo.
Fue cuando el sol, anaranjado de miedo, se quedó quieto y vio gente pasar, pisoteando andenes, veredas y segundos.
Fue cuando cada bocanada de aire intoxicó mi alma en sepia.
Fue cuando las retinas se quedaron en mis pies y en las sombras al otro lado de las calles.
Fue cuando estornudé desilusiones cruzando senderos turbios.
Fue cuando por un par de días no pude ver más allá de las luces de sodio que titilaban al amanecer.
Fue cuando tuve que volver en el tren antes de tiempo y la ciudad se me llenó de postales tristes
en las esquinas.

uy como me iba a olvidar de ese

PABLORE dijo...

En tan solo un post se desarrolla toda una tragedia urbana.

Anónimo dijo...

No hay cosa mas linda que cuando uno se siente agobiado por la gran ciudad , tomarse unos minutos y descalzarse en una plaza y escuchar ruido a pajaros y ver verde.... Pero la proxima vez apaga el telefono!! jajajajaja

Besos NENITO!!!!!!!

Juancho!

Anónimo dijo...

Es triste que en mi ciudad no se puede correr hacia el viejo sauce, la naturaleza acá esta condenada al olvido, la naturaleza acá solo existe en los relatos de viajeros y en los libros con imagenes. Este si que es un cementerio de cemento.

Salu2

Dago dC... dijo...

Y encontró la paz, aunque no de la forma en que la buscaba... Podríamos decir que la paz lo encontró a él.

Me gustó.

Besos querido!

Fran dijo...

Muy buen relato Humanista, da gusto leerte.

Fran.

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