miércoles, 23 de abril de 2014

Sunt lacrimae rerum, et mentem mortalia tangunt

Hay cosas que se esconden como jugando a la escondida y sin embargo siempre están presentes y visibles, pero no las vemos.
Hay lágrimas en la copa de vino que se posa en este momento en mi mesa y que llevará al vino a ser una lágrima de néctar alcohólico mientras mi yo llora intentando mostrar una sonrisa.
Hay lágrimas en las letras que anuncian los buenos días, las bienvenidas, las despedidas de los otros, los juegos de mancha que iniciamos en la niñez y que hoy no recordamos. Hay lágrimas en las luces de la calle, en los semáforos, en las barreras de los trenes. Hay lágrimas en el café y en la medialuna de la esquina. Hay lágrimas al quinientos de Rivadavia, en el parque Japonés y en la plaza del barrio.
Hay lágrimas en esos ojos cansados de llorar.

Hay lágrimas en las propias lágrimas que no han llorado sabiendo que hay lágrimas en las cosas ya que  las cosas lloran lo que añoran más que lo que son.

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