martes, 22 de diciembre de 2009

Caida


Trepó por el muro a punto de desfallecer, los brazos le temblaban y sudaba mucho. Buscaba salientes para meter sus dedos colorados de esfuerzo y llenos de dolor. Escudriñando cada hueco, cada pedacito de superficie para poder seguir subiendo. Algo mal en la cabeza tienen los escaladores, nadie puede disfrutar esto, pensó en un momento de cansancio en que se dejó ganar por la reflexión inocua. Tengo que subir, se repetía como un disco rayado, tengo que llegar a la cima.
Unos recuerdos incómodos lo perseguían sin piedad mientras el hombre pendía como una figurita del alto muro. En ese momento sintió un nudo en la garganta y sensación de vacío en el estómago, sintió nauseas y un ligero mareo, sintió que se desvanecía y por un instante se dejó caer.
No se sintió ave, ni superhombre, ni siquiera él mismo; sensaciones semejantes a la niñez recorrieron su cuerpo cansado y tembloroso.
Aquella tarde no hubo testigos de la caída que lo dejaron magullado y aturdido. Aquella tarde no hubo héroe que lo salvara de caer. Aquella tarde, fue sólo el duro suelo el que lo atajó con violencia al caer de su mullida cama despertando del incómodo sueño.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

quiero comer queso rayado (o rallado?)

besos

El Humanista dijo...

anónimo
comé lo que te guste, pero te sugiero que sea queso rallado, no se como seria rayado

betulo dijo...

FELIZ NAVIDAD

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