Con esa sensación que queda cuando se rompen cosas es que escribo lento sobre el papel virtual.
Tengo la sensación de ya no estar pensando. Como un milagro o un regalo inmerecido, pero a la vez una sensación de vértigo me envuelve, me deja un sabor estéril, se apodera de este yo errante, este yo sin hambre pero necesitado de deseo. Como me cambió la vida en tan pocos días. Como se cagó de risa la circunstancia, como quisiera poder vivir por un instante en mi piel pero sin que fuera la mía. Como quisiera una sombra distinta y a la vez conocida.
Quedan sonando palabras de un amigo que peca de nominalista: podes ser feliz aunque no estés feliz. Pero es como que poco importa ya el razonamiento, esto se trata de dolor, no de culpa, ni de tristeza, ni de arrepentimiento; sólo se trata de dolor.
Mi vida no es trágica, tal vez ahí radique el problema. Cargada de antagonistas, de seres que producen acciones que no terminan de dar con la trama deseada, siempre tan dispuesto a dar con lo previsible, lo “esperado”, lo correcto...
No es momento de palabra, pero tal vez haya una palabra que haga de pista, de mapa de punto de partida para llegar.
Para llegar a un “donde” no imaginado, no conocido pero deseado.
Me cuestan las despedidas. Nunca permití que me acompañaran ni a terminales ni aeropuertos cuando los viajes tienen sabor a mucho tiempo, que decir de los cementerios.
Me cuestan las despedidas aunque sea para mayor provecho el viaje, porque siempre algo queda y algo se va delatando que uno nunca termina de estar completo, nunca totalmente.
Aceptar y esperar.
Dejar añejar el fruto del futuro es mucho esperar. Demasiada incertidumbre puede ser terrible.
Ahora simplemente obrar con hábito mecánico, evitando tomar el teléfono y escuchar su voz.
Ahora simplemente respirar profundo sintiendo cada bocanada de aire propia, sentir el calor de los rayos del sol, evitar la luna para no empalidecer, y seguir andando.
De eso se trata vivir. Aunque en realidad espero mucho más de la vida, mucho, mucho más.
Tengo la sensación de ya no estar pensando. Como un milagro o un regalo inmerecido, pero a la vez una sensación de vértigo me envuelve, me deja un sabor estéril, se apodera de este yo errante, este yo sin hambre pero necesitado de deseo. Como me cambió la vida en tan pocos días. Como se cagó de risa la circunstancia, como quisiera poder vivir por un instante en mi piel pero sin que fuera la mía. Como quisiera una sombra distinta y a la vez conocida.
Quedan sonando palabras de un amigo que peca de nominalista: podes ser feliz aunque no estés feliz. Pero es como que poco importa ya el razonamiento, esto se trata de dolor, no de culpa, ni de tristeza, ni de arrepentimiento; sólo se trata de dolor.
Mi vida no es trágica, tal vez ahí radique el problema. Cargada de antagonistas, de seres que producen acciones que no terminan de dar con la trama deseada, siempre tan dispuesto a dar con lo previsible, lo “esperado”, lo correcto...
No es momento de palabra, pero tal vez haya una palabra que haga de pista, de mapa de punto de partida para llegar.
Para llegar a un “donde” no imaginado, no conocido pero deseado.
Me cuestan las despedidas. Nunca permití que me acompañaran ni a terminales ni aeropuertos cuando los viajes tienen sabor a mucho tiempo, que decir de los cementerios.
Me cuestan las despedidas aunque sea para mayor provecho el viaje, porque siempre algo queda y algo se va delatando que uno nunca termina de estar completo, nunca totalmente.
Aceptar y esperar.
Dejar añejar el fruto del futuro es mucho esperar. Demasiada incertidumbre puede ser terrible.
Ahora simplemente obrar con hábito mecánico, evitando tomar el teléfono y escuchar su voz.
Ahora simplemente respirar profundo sintiendo cada bocanada de aire propia, sentir el calor de los rayos del sol, evitar la luna para no empalidecer, y seguir andando.
De eso se trata vivir. Aunque en realidad espero mucho más de la vida, mucho, mucho más.
2 comentarios:
Quizas llego el momento en que la vida quiere regalarte mucho mucho muucho mas... la pregunta es... estas dispuesto a recibir el regalo?
abrazo
mm...
saborear el fruto del futuro, de eso se trata, un poco
saludetes
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