jueves, 6 de marzo de 2008




Vergonzoso paseo nocturno.


Que estúpidos podemos ser los seres humanos, en distintas situaciones y aspectos. Y generalmente nos percatamos cuando es demasiado tarde o en el mejor de los casos no nos damos cuenta. Situaciones de la vida diaria, de la cotidianeidad que nos exponen mostrando facetas disímiles, el ego que no se oculta por completo ni se expone por completo.
Pese a mi malestar no quise privar a mi perra de una vuelta a la manzana. Eso es lo bueno de las mascotas, se contentan con poco, tal vez por algún momento sería fantástico ser águila o león, o simple mascota hogareña y prescindir de la civitas, tal vez por un instante sería genial ser simplemente un oso blanco antes de invernar o una suricata frente al viento. Pero tengo que contentarme con ser hombre y carecer de ciertas habilidades e incapacidades.
La vuelta al perro en ochenta mundos, tironeaba porque está más embolada que yo, de este encierro enloquecedor, se hizo lenta, el dueño no tiene permiso de salida. A la vuelta de una esquina, un cincuentón con aspecto de galán maduro, paseaba su caniche canela mientras buscaba la conversación que yo intentaba evitar.
¿Macho o hembra?
Te pregunto porque con los machos tiene problemas (caramba que coincidencia)
¡Viste lo que son los perros! Dijo sin poder evitar los signos de exclamación.
Si claro... sin evitar mis ganas de no conversar.
Es que son geniales, son toda una compañía, y son inteligentes.
Hasta ahí soportaba la conversación. Hasta ahí pudiera decirse que se mantenía la dignidad.
Es que mi perro es tan inteligente, claro la tuya es cachorra, pero si vos le hablas te entiende. Porque te entienden todo.
(justamente ayer estuvimos discutiendo Nietzsche, no termina de entender el concepto nihilista) pensamiento jaja
¿Que hace a un desconocido volverse tan simpático y contarte cosas tan tontas?
Ejerzo mi derecho de guardar silencio.
¿Vos le lavas la cola?
¿Cómo? pregunté pensando que estaba leyendo demasiados blogs y ya la mente me jugaba una mala pasada.
Claro, yo cuando vuelvo, se pone culo para arriba para que lo mangueree. Aprendió, y es como que no sale del patio si no lo hago.
No quise imaginarme la escena, temiendo arruinar para siempre mi vida sexual. Sólo cabía un ”buenas noches” y salir corriendo, mientras el personaje preguntaba cual era la puerta de mi edificio, chan.
No vivo por acá, jajaja. ¿me mudo?
No si este barrio ya no es lo que era.

jajajajajj

2 comentarios:

betulo dijo...

Claro, Nietzsche, ¿a quién se le ocurre? prueba con los discursos de Fidel.

El Humanista dijo...

ah... no sabia.... te han dado resultado a vos? tenés perro también? jajajja tendré que intentar con otros autores, el problema con los discursos de fidel es que son tan largos... largos como pedo de vibora...jajjaajjaja
gracias por el comentario. te aviso si hay algún cambio jeejjej

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