El tirano observó de reojo la situación, no sin sentir la sensación de temor de los que lo rodeaban. No es sencilla la tarea tirana en un mundo sin respeto ni miedo, ya no temen como antes, pensó como ráfaga, por eso tendré que ser implacable y usar un recurso de espanto sin titubeos para que recuerden de qué se trata todo esto.
El tirano se levantó ante la mirada del selecto auditorio y profirió un grito de amenazas sin sentido mientras los mozos servían un espumante frío, a punto, con sabor a delicia.
Ordeno a todos los que están en mi presencia, que vuelen hacia el ciprés más cercano y me traigan un racimo de vid, sentenció mientras se frotaba la panza.
Faltaba la presencia de la niña, que en todo relato simboliza la inocente mirada que devele verdad, pero sobraron estúpidos que comenzaron a mover los brazos en ritmos dispares y haciendo fuerza con sus mentes pequeñas, el salón abarrotado se despobló de cordura. Una vieja aristócrata comenzó a piar con su registro cuasi soprano y un almirante incitaba a sus subalternos a cumplir con la orden sin titubeos y ahínco. Los minutos pasaron y llegaron a ser horas. Cuando el tirano se cansó del espectáculo dijo en un solo grito: ¡basta!... vuelvan mañana, hemos desperdiciado un buen espumante. Vuelvan mañana, vuelvan mañana…
El tirano se levantó ante la mirada del selecto auditorio y profirió un grito de amenazas sin sentido mientras los mozos servían un espumante frío, a punto, con sabor a delicia.
Ordeno a todos los que están en mi presencia, que vuelen hacia el ciprés más cercano y me traigan un racimo de vid, sentenció mientras se frotaba la panza.
Faltaba la presencia de la niña, que en todo relato simboliza la inocente mirada que devele verdad, pero sobraron estúpidos que comenzaron a mover los brazos en ritmos dispares y haciendo fuerza con sus mentes pequeñas, el salón abarrotado se despobló de cordura. Una vieja aristócrata comenzó a piar con su registro cuasi soprano y un almirante incitaba a sus subalternos a cumplir con la orden sin titubeos y ahínco. Los minutos pasaron y llegaron a ser horas. Cuando el tirano se cansó del espectáculo dijo en un solo grito: ¡basta!... vuelvan mañana, hemos desperdiciado un buen espumante. Vuelvan mañana, vuelvan mañana…
2 comentarios:
Vuelvan mañana que seguiran siendo tan bestias como hoy...
volverán mañana para que les pida un canasto repleto de peras del olmo????
no se... pregunto....
;)
has vuelto con fuerzas! mola
un abrazo fuerte!
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