martes, 12 de agosto de 2008

La tentación


Y tuvo la tentación de explotar en un grito fuerte y sonoro, en un grito de verdades espeluznantes que helaran incluso a los espíritus más fuertes. Tuvo la tentación de despotricar contra cielo y tierra, gritando verdades sin medir consecuencias. Tuvo la tentación de remontarse al pasado no tan lejano y volver a representar ciertos actos, ciertos sucesos. Tuvo el impulso de quemar colores y claudicar al deseo de colorear la vida que se posaba en atmósferas de grises tediosos y fríos.
No le estallaba la cabeza ni el corazón, era su existencia la que quería salir corriendo por un atajo que no se revelaba. Quiso ser rápido como el rayo, pero se sentía pesado, lento, envuelto en un letargo contagioso que no le impedía gritar. Quiso ser invencible frente a la vida que a esta altura se sentaba a tomar un café con una mirada jocosa y burlona. Tuvo impulsos violentos de final trágico, pero no lo terminaba de convencer la escena. ¿Cómo se atreve esta puta vida a sentarse con ese desparpajo en mi mesa de café? ¿Cómo se atreve a mirarme con esos aires de superioridad?
Mirate en el espejo, dijo tentando a la vida que siempre sufrió aires de coquetería. Mirate… mirate bien…
La vida no soportó la tentación…
Fue allí cuando quitamos su túnica, que ahora no parecía tan esplendorosa y la dejamos desnuda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo una tentación, cuando será mi realidad??

Acaso él se atreverá a decirme algo y mirarme de frente, espero que me hable y que por tu lado esa tentación no afecte del todo lo que dices: "No parecia tan esplendorosa".

Besos

Anónimo dijo...

La ropa solo adorna la vida, la dejamos desnuda y a veces nos hace temblar.

Cuando te asuste, ponele un tapado largo y espera a que estés preparado para volver a desnudarla.

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