¿Hay momentos para todo?

Puede ser. Momento para reír y para llorar, para afirmar y para negar, momentos para pensar y otros para quedarse en la orbita de lo irracional, puede que haya un momento para todo, un momento y un lugar.
Soy conciente que este momento es muy, pero realmente muy especial, prolífico, fecundo, lleno de vida, realmente un tiempo bendito, colmado de tanto, que estoy sorprendido y a la vez me parece tan natural que por momentos me asusto, pero este susto es por no asustarme... creo que la vida en cualquier momento se encargará de darme una buena patada en el orto, pero mientras no prepare su patadón seguiré llenándome de tantas cosas que me colman aunque no me alcance los brazos para tomarlas.
Alguien que apenas me conoce, hace algunos días se atrevió a decirme... “no vos no sos feliz”... mmm claro, que es ser feliz, si uno busca la pera en el olmo. A veces uno puede “desgraciar” su vida, sentirse sin gracia, casi sin vida, y eso ser una parcialidad mentirosa. Gracias a la vida que me ha dado tanto... pero que se siga poniendo las pilas que yo voy por más, aunque no me alcancen las manos.
Actitud, de eso se trata parte del misterio de enfrentar la cotidianeidad, el resto, bue, lo irá haciendo el azar y algo de nosotros mismos.
Fueron (son) días de muchos sucesos, emociones, revanchas (tal vez segundas oportunidades). Tengo la sensación de ser un poco más yo mismo y eso no es poca cosa. Tengo el deseo de seguir siendo al mismo tiempo de seguir descubriendo este gran misterio que soy y que hace más entretenida la vida. No tengo dos días iguales, en eso se me afortunado, porque soy un ser ávido de nuevas aventuras. ¿qué día me espera mañana? No lo se. Mejor así por ahora.
Simplemente trato de repetirme estas palabras del poeta Bernárdez...




SILENCIO

No digas nada, no preguntes nada.

Cuando quieras hablar, quédate mudo:

que un silencio sin fin sea tu escudo

y al mismo tiempo tu perfecta espada.


No llames si la puerta está cerrada,

no llores si el dolor es más agudo,

no cantes si el camino es menos rudo,

no interrogues sino con la mirada.


Y en la calma profunda y transparente

que poco a poco y silenciosamente

inundará tu pecho de este modo,



sentirás el latido enamorado

con que tu corazón recuperado

te irá diciendo todo, todo, todo.